23 de octubre de 1967 — Charlas Matinales, capítulo 6 (Morning Talks, chapter 6)
Traducción parcial (extractos utilizados en un vídeo).
El Gurú perfecto me dio Su gracia
y Dios sació mi anhelo.
— Gurbani
Queremos conocer a alguien que pueda hablarnos de la persona a la que queremos conocer. Así que al escuchar sus palabras, nuestra atención se dirige hacia allí. Incluso al pensar en Aquel del cual nos hablan, naturalmente nos gustaría encontrarnos con Él, cuando ese deseo se hace más fuerte. Nos gustaría estar en el país donde Él reside. Cuando lleguemos a ese país, nos gustaría ir a la ciudad donde Él vive. Cuando vayamos a esa ciudad, no nos quedaremos en cualquier lugar, sino que iremos directamente a Su casa. Esto es algo natural.
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Si al oír hablar de Dios, al leer las escrituras o al conocer a alguien en cuya sociedad se desarrolla más el dulce recuerdo de Dios, eso está muy bien. Pero lo mejor de todo, incluso mejor que leer las escrituras, es la compañía de alguien que tiene un amor desbordante por Dios. Lo obtendrán por radiación. Si se dirige a alguien que vende perfumes, aunque no venda nada, igualmente se obtendrá algo porque perfume desprende una fragancia. ¿Si él le da un frasco de perfume, entonces . . . ?
La mejor manera de desarrollar el dulce recuerdo de Dios es tener la compañía de aquellos que desbordan con amor por Dios. Tenemos un cuerpo y este cuerpo humano es el lugar donde podemos regresar al Padre. No se puede volver hasta que se desarrolle el dulce recuerdo de Dios. Esto puede desarrollarse, como he dicho, de dos maneras: en primer lugar, leyendo las escrituras y realizando ciertos rituales, pero el mejor éxito vendrá cuando, en segundo lugar, se conoce a alguien quien está lleno de amor y devoción a Dios. La compañía de tal persona se llama Satsang. Es el portavoz de Dios.
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Por lo tanto, la mejor manera de desarrollar el amor es conocer a alguien que desborda con el amor por Dios.
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La característica principal del amor por Dios es el dulce recuerdo de Dios. Nunca se olvida de Él, ni siquiera al comer, dormir, ir o venir. Cuando se desarrolla esto, se llega naturalmente a Dios. Por eso, hay que profundizar en su corazón y ver la propia situación.. El amor se desarrolla a través de la lectura de las escrituras y de las prácticas externas. Pero lo mejor de todo es conocer a alguien que esté lleno de amor por Dios. Él nos da esto a través de Su irradiación en Su compañía. Les doy un ejemplo: Acérquense a alguien que vende perfumes. Si no le da nada, todavía se percibe el dulce aroma del perfume. Y si él le da un frasco de perfume, entonces . . . ?
Se puede tener esto incluso si se encuentre a miles de kilómetros de distancia, dirigiendo la atención hacia el Maestro.
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¿Piensa siempre en Dios, nunca se olvida de Él? ¿Siente dolor en su corazón? ¿Se llena completamente el corazón y los ojos derraman lágrimas? Estos son síntomas que demuestran que se tiene amor por Dios.
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Una persona que lleva este amor dentro de sí, no puede hablar. El lenguaje del amor es silencioso y suave. Solo las lagrimas en los ojos muestran que tiene ese amor. Así que esto es lo que necesitamos desarrollar en nuestra vida.
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Así que el tema de hoy es muy claro. Debemos desarrollar el amor por Dios. Todo lo que hagamos debemos hacerlo dedicando todo a Él. La compañía de aquelos que desbordan de amor por Dios y de Su dulce recuerdo, también nos da un gran impulso en este sentido.
Toda lectura de escrituras, rituales o actuaciones externas, sólo dan fruto cuando su corazón se llena con el dulce recuerdo de Dios y los ojos comienzan a derramar lágrimas. Creo que ahora puede usted juzgar mejor en qué situación, en qué estado se encuentra.
Todos los días recibimos algo. Hay que guardarlo en el corazón y comprobar en qué situación nos encontramos. Si lo tenemos, bien. Debemos dar gracias a Dios. Si no, entonces hay que darse prisa.
Recen a Dios para que desarrolle en ustedes ese amor por Él. O tengan una sociedad que vaya a desarrollar su amor de esa manera.
¿Quién puede llamarse feliz?
Quién es el compañero del Santo.