Vida en el Plenitud

El Misterio de la Muerte, Capítulo 3


Esta tierra, escenario de tantas luchas y contiendas, llena de agudas paradojas y contraiedades, que presenta un vasto panorama de vida en su diversidad de formas y colores, no es sino una pratícula en la infinita creación del gran Creador:

No tiene fin la Creación;
Hay incontables formas de vida
con variados nombres, especies y colores,
Escritos en el mundo objetivo por la
pluma siempre fluida del Creador.
— Nanak


Con todas sus aparentes imperfecciones, este mundo tiene un propósito útil en el plan divino, tal como un engrane, en apariencia insignifacante, en la maquinaria de una gran planta generadora. La naturaleza, obra salida de las manos de Dios, no tiene nada de extravagante en su diseno y en su plan. Este mundo es una penitenciaría, un correccional, una especie de purgatorio, un plano de expiación, un terreno de entrenamiento de donde las almas se purifican mediante la experiencia. Es una casa de medio camino entre los planos físicos y las regiones espirituales.

Las potestades de la tierra, son duros maestros de obras, que creen todavía en la antigua Ley Mosaica de…

“Ojo por ojo y diente por diente.”
— Éxodo 21:24

Aquí se emplean toda clase de métodos de tercer grado y se suministran duros golpes, que hacen poca justicia y no son atemperados por la compasión y la misericordia, por lo que uno debería aprender sus lecciones seriamente, y de manera gradual cambiar del camino del mundo al Camino de Dios. La vida en el plano terrenal es pues algo terrible, “tenebrosa de horror y de temor,” y somos criaturas de Dios, extraviadas desde hace mucho en el laberinto de este mundo salvaje.

La evolución está en la naturaleza de las mónadas vivientes y consite en moverse hacia su fuente y llegar a ser uno con ella, ya que la verdadera felicidad reside en la “asociación divina; la asociación con la Esencia, hasta que brillemos, completamente alquimizados y libres de espacio.”

Pero la tragedia de la vida en la tierra es que “no sabemos lo que somos y mucho menos lo que podemos llegar a ser,” porque “lo que somos no lo vemos; lo que vemos es nuestra sombra.” El ‘ser interno’ en nosotros, está de tal modo constituído a semejanza de Dios, que no conoce descanso hasta que descansa El.

“Una experiencia verdaderamente religiosa,” dice Plotino, “consiste en que el alma exiliada del sielo encuentre el verdadero Hogar.” Y esta experiencia puede ser nuestra, si tan solo sabemos cómo desembarazar al ‘ser’ (alma) de las trabas y de los adornos del cuerpo y de la mente.

La realización del ser y la realización de Dios, son los objetivos más elevados de la existencia mundana. La autorrealización precede a la realización de Dios. Conócete a tí mismo, siempre ha sido artículo de fé entre los antiguos. Primero los griegos y despúes los romanos, hivieron mucho hincapié en el “gnotie seauton” y “nosce teipsum” como lo llamaban respectivamente, y ambos términos significan “autoconocimiento” o conocimiento del “ser” (alma) en nosotros.

Primero viene el concocimiento del ser o “Atma Jnana” de los Rishis hindúes y “Khud Shanasi” de los dervisches musulmanes.

Después viene la realización y la experiencia del Superser o Dios — Paramatman o Rabul-almeen, y a esto se la llama Khuda Shanasi o Conocimiento de Dios.

El proceso de la autorrealización, por medio del cual el ser puede separarse del poderoso laberinto de la mente y de la materia, empieza con la introversión – el retroceso de la atención, la expresión exterior del espíritu en el mundo externo. Es la facultad de inverión del mundo de los sentidos al mundo interno, y más allá de los sentidos fisicos, técnicamente denominado Para Vida. La vida real o la Realidad es algo que se conoce solamente en un estado de muerte aparente, un estado que sobreviene al retirar conscientemente las corrientes sensorias del cuerpo hacia el centro focal. La vida es “un principio activo, aunque se retire de los sentidos y de los observación.”

En el mundo de la vida cotidiana, somos afectos a toda clase de deseos desordenados — pasiones de la carne, de los ojos, de los oidos y de otros órganos sensorios — y estamos constantemente dominados por incontables apegos, miríadas de aspiraciones y deseos que brotan de los diversos anhelos del corazón y tendencias desconosidas en estado latente, que están ocultas en los repliegues de la mente Todo tipo de gustos y aversiones, orgullos y prejuicios, amores y odios, a más de muchas otras cosas, sin nosotros saberlo estàn desilzándose dentro de nuestra consciencia personal, desmenuzando así nuestra energía y manteniéndonos alejados de la meta final y del propósito de la vida, es decir, de la autorrealización.

Esta ignorancia del objetivo de la vida es una seria enfermedad que nos aflige y es causa de nuestra servidumbre – servidumbre del alma a un mundo que “rebosa de pecado y pesadumbre.” Sin embargo, existe un Poder dentro de nosotros que resucita al alma. Por lo tanto tenemos que efectuar un cambio de este drama de febril actividad para encontrar el centro inmóvil de nuestro ser dentro del cuerpo humano, en donde reside el Poder que es todo El Independiente e Interpenetrante.

Este cuerpo es verdaderamente el templo de Dios, y el Espiritu Santo mora en él. De manera que a toda esta actividad presente hay que ponerla en reversa y dar marcha atrás en dirección opuesta. A este Emerson lo llama “tocar adentro” y “entrar en la cueva del zorro en el cerebro,” como lo dijera en una ocasión el Presidente Truman, ya que era dentro de esta cueva del zorro en donde él se reponía, siempre que deseaba paz y descanso, de la carga de su elevado ministerio. Los vedas lo denominan “Brahmarendra” o el aguejero por donde se puede entrar en contacto con Brahman (Dios).

“Llama y se te abrirá,”
— Mateo 7:7

diece Sn.Mateo muy significativamente. Esto demuestra que uns puerta situada dentro del cuerpo conduce a la región del más allá al Reino de Dios. De esta entrada también se dice:

“Estrecha es la puerta y angosto el camino
que conduce a la vida,
y pocos son los que la encuentran.”
— Mateo 7:14

Localizar esta entrada y tener una experiencia del ingreso, crea la convicción personal; porque nada llega a ser real hasta que se experimenta. El intelecto es finito y también lo es la razonamiento basado en el intelecto. Los textos de las Escrituas hablan de la Verdad, mas no la demuestran, y mucho menos dan un contacto con la Verdad. Todo el conocimiento lógico es deductivo y no se puede depender de él con seguridad. La certidumbre viene sólo cuando “habla la eterna Palabra.” El gran filósofo Henri Bergson, dice que el camino más corto, más rapido y más seguro para sondear la Verdad, es por medio de un salto mortal (a lo Desconocido). La percepción, la intuición y el razonamiento, sólo ayudan para comprender la Realidad hasta cierto grado a nivel del intelecto; pero ver es creer, ver internamente con nuestro propio ojo, el “Ojo Singular,” como se le llama. De esta entrada o ingreso poco sabe la generalidad de la gente.

Nanak declara enfáticamente:

“El ciego no encuentra la puerta.”

Para poder localizar la “puerta angosta” y el “estrecho camino” que lleva hasta la vida — la vida eterna — la vida del espíritu, diferenciada de la vida de la carne, tenemos necesariamente que retirarnos de la actual expansión hacia abajo y hacia afuera y recoger en el asiento del alma, entre y detrás de los ojos, las facultades de la mente que se manifiestan hacia afuera. En otras palabras, tenemos que cambiar el centro de nuestro ser, del centro del corazón, que es el actual, hasta el centro óptico (Tisra Til o Nukta-i-sweda) y desarrollar el “Ojo Singular” del cual dijiera Jesus:

“Si tu ojo es ‘singular’ todo tu cuerpo estará lleno de Luz.”
— Mateo 6:22

Esto Ojo Singular o Tercer Ojo, diferentemente llamado por los sabios Shiv netra, Divya Chakshu o Chashm-i-batin, permite el ingreso al mundo espiritual — el Reino de Dios — ahora un reino perdido para la mayor parte de nosotros. Aquí es donde uno tiene que llamar internamente y tocar y tocar con fuerza, con la atención plenamente concentrada en un solo propósito, como un individuo indiviso, a fin de poder encontrar la entrada y lograr acceso al mundo astral. De ahí la exhortación:

“Ahora es tiempo de despertar y recordar amorosamente al Señor.”

¿Pero como?

A El no le hemos visto, y uno no puede concentrarse en el vació sin forma que El es y contemplarlo. En el mismo instante llega también el consejo del sabio:

“Aprende esto (el acercamiento al Absoluto) de un Hombre-Dios.”

¿Qué dice el Hombre-Dios?

“Fija tu atención en el centro visual,
el asiento del Señor Siva (el Shiva-netra),
porque entonces todo vendrá por sí mismo
a su debido tiempo, mientras vayas
adquiriendo experiencia del ‘ser’ dentro de ti.”

Los Maestros nos dicen que el mundo entero está tanteando a ciegas en la obscuridad, persiguiendo a las huidizas sombras que siempre nos evaden y se desvanecen en el aire cuando nos aceramos; mientras que la fuente de toda gloria y armonía permanece intacta en el interior, en el centro visual que es el asiento del alma en el cuerpo en estado de vigilia. Este centro, cuando se ha localizado, da acceso a las regiones que están más allá de la más remota percepción de la mente humana y proporciona un contacto supraconsciente con ellas. Como estamos equipados con los órganos de los sentidos, nuestro único medio para obtener conocimiento es a través de ellos.

El alma es perfecta sin los sentidos, pues su acción es directa e inmediata y no indirecta y mediata que dependa de ayudas externas como lo es el conocimiento del mundo. Después de obtener este contacto uno es conducido, paso a paso, al verdadero Hogar del Padre. Esto es vida en plenitud.

El hombre es tres veces bendito porque se le ha dado el poder de atraversar ambas regiones, la astral y la causal, y de penetrar en el Más Allá (Brahm y Par Brahm), la región de eterna bienaventuranza, fuera del límite de la repetición de la creación, la disolución, y la gran disolución. Pero mientras uno no se retire del mundo, así como de dí mismo de su cuerpo, mente e intelecto, no se acerca más a Dios.

“Solamente cuando el hombre externo perece
(el humano que está en el cuerpo se transhumaniza),
es cuando el hombre interno (espiritu) se renueva
y se alcanzan las vertiginosas alturas del monte
de la transfiguracion, y uno se convierte en espiritu viviente
liberado del cuerpo y de sus impedimentos,
capacitado para obtener la experiencia interna de
encontrar a los antiguos Maestros como Moisés y Elías»
— Mateo 17

“Y unirse al Señor en la fiesta de Pascua”
— Mateo 26 y Marcos 14

Es en este lugar en donde el Señor aguarda a sus discipulos:

“He aquí que Yo estoy en la puerta y toco;
si algún hombre escucha mi voz y abre la puerta,
Yo entraré y cenaré con él y él conmigo”
— Apocalipsis 3:20

Toda esta experiencia que San Juan nos revela, la tuvo al ser transformado en “espiritu” (Apocalipsis 1:10) y habla del advenimiento del Senor, “cual ladrón en la noche” (en la obscuridad del alma — 1 Tesalonicenses 5:2).

Hafiz, un mistico persa de gran renombre también testifica:

“El Murshid viene en la obscuridad con una linterna en Sus manos.”

“El camino hacia Dios,” dice el profeta Mahoma ”es más angosto que un cabello y más aguzado que el filo de la navaja.”

Nanak lo describe como “Khande-di-dhar” (el filo de una espada) y más delgado que un cabello; y uno tiene que pasar realmente por una experiencia similar a la muerte.

En este contexto San Plutarco dice:

“En el momento de la muerte, el alma experimenta
las mismas impresiones y pasa por el mismo proceso
que experimentan aquéllos que son iniciados
en los Grandes Misterios.”

En primer lugar, todavía no hemos aprendido a “morir a voluntad” mientras vivimos; y segundo, porque no sabemos lo que ocurre después de la muerte. ¿A donde vamos? ¿Qué hay más allá de la trampa mortal? Por esto le tenemos tanto horror a la muerte, y la simple idea de la muerte nos mantiene en un estado de terror mortal:

El mundo entero está extremadamente temeroso de la muerte,
Y todos desean tener una vida sin fin.
Si por la gracia de Gurú aprende uno a morir en vida,
Se convierte en el conocedor de la divina sabiduría.
¡Oh, Nanak! El que muere de una muerte tal,
Gana para Sí el donde la vida eterna.

Después de todo, la muerte no es un incidente espantoso.

“¡Qué encantadora es la filosofía divina!
No es áspera ni escabrosa como la suponen los ignorantes,
sino dulcemente melodiosa como el laúd de Apolo,
y una perpetua fiesta de dulce néctar.”

En realidad, abre nuevas perspectivas y nuevos horizontes de vida más allá de la tumba, y de las llamas de la pira funeraria, que consumen, extinguen y sepultan los restos mortales. “Polvo eres y al polvo volverás,” no se dijo acerca del alma, ya que el principio de vida que está en nosotros o, de hecho, en cualquier otra cosa viviente, nunca muere. Sólo las partes elementales son las que pasan por un proceso de cambio que nosotros erróneamente llamamos muerte e incorrectamente interpretamos como extinción.

“En la naturaleza, la muerte alimenta a la vida y la vida ilumina a la muerte.”

Es la ley universal que opera en todas partes y en todos los planos de existencia.

“Los hombres sabios descubren que la percepción
de la Realidad llega con la aniquilación del ser
(el ser corporal en el cual está encarcelado el espíritu).”

En el momento en que el espíritu vence coluntariamente las cadenas, algo acomete sobre él con una “inmensa iluminación procedente del mundo que está detrás del mundo” haciendo de El “el Profeta del Dios Más Elevado.” — “En el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:2), es donde uno tiene revelaciones y ve la unión del cielo con la tierra.” Aquí es donde uno encuentra que “la obscuridad se ilumina y el vacío fructifica.”

Cada uno de nosotros tiene, por supuesto, que morir algún día —hombre, pájaro, bestia; rico o pobre, saludable o enfermo, joven o viejo. El alma que se pone la vestimenta física tiene que desprenderse de ella algún día. Únicamente la muerte es cierta y real, mientras que la vida (en este mundo) es incierta. Muy raras veces nos detenemos a pensar sobre el largo viaje que tiene por delante de nosotras ser interno. Solemos lamentar el deceso de los demás y lloramos por ellos hasta el fin de los días, empero no somos lo suficientemente juiciosos para pensar en nuestro propio fin y prepararnos para el último viaje a lo desconocido que se encuentra más allá del final de la vida.

Antes de ofrecer un análisis del proceso de la muerte, por práctico e informativo que este sea, valdría la pena por lo menos saber lo que somos.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?
Y sobre todo, ¿Cuál es el significado o el propósito de la vida?

El hombre, tal como está constituido actualmente, es un conjunto de cuerpo, mente e intelecto, con un gran generador de fuerza motriz que trabaja desde atrás, llamado alma. Formados y ambientados como estamos, durante siglos, nuestra atención está constantemente fluyendo hacia afuera y hacia abajo, a través de los nueve portales del cuerpo — los ojos, los oídos, la nariz, la boca y los dos pasajes abajo de la cintura — y no es que nosotros lo deseemos o lo hagamos voluntariamente. Todavía no somos los amos de la casa en que vivimos. Constantemente somos arrastrados hacia afuera por la mente y los sentidos a través de los diferentes órganos sensorios hasta los amplios y variados campos de los goces sensuales.

Esta constante asociación del ser que está en nosotros (atención) con la mente y con los objetos materiales, es la que no solo nos ha envilecido sino que nos ha desfigurado a un grado irreconocible y ahora no sabemos lo que realmente somos. Hemos llegado a estar tan identificados con lo que tenemos junto y nos limita, que no conocemos ya nada que sea independiente o esté separado de sí eso, a menos que el ser se despersonalice arrojando de si la máscara de vil personalidad con que se ha cubierto y se convierta en un ser desnudo, puro y sencillo, por disociación de estos incontables agentes limitantes:

  1. La mente, que comprende las facultades de acumular impresiones (chit); de pensar (manas); de intelecto razonador (buddhi) y egoísmo o afirmación de yo (ahamkar).
  2. Las envolturas o cubiertas: física (annamaya), sutil (prana maya y mano maya), causal (vigyan maya y anada maya).
  3. Las innatas y naturales tendencias de rectitud (satva), inquetud activa (rajas), e inacción nacida de la ignorancia (tamas).
  4. Los cinco elementos (tattvas): tierra, agua, fuego, aire y éter, de los cuales está hecha toda la creación física.
  5. Los veinticinco elementos compuestos en diferentes grados de proporción (prakritis), los cuales preparan los moldes físicos o cuerpos de diferentes formas y patrones, tonos y colores, como resultado de reacciones kármicas. El ser aprisionado en tantos lazos, no puede conocer su propia naturaleza verdadera, mucho menos su linaje divino y la rica herencia, los cuales salen a las luz tan sólo cuando vuelve en sí y se reconoce como el Ser autoluminoso.

Veamos lo que algunos pensadores ingleses tienen que decir en este contexto:

El hombre es un pequeño mundo en sí mosmi,
Hecho expertamente de elementos y espíritu angélico.
Sus cualidades divinas se han depravado con la caída
y es constantemente visitado por la indignación divina —
guerras, plagas y tormentas eléctricas.
No obstante, puede disfrutar deuna civilizada felicidad
a condición de que trate al mundo como preparación
para el próximo, y mantenga el cuerpo sometido a su alma
— J.Donne

Para qué confiar en la mutabilidad,
si en este mundo nada puede perdurar.
— Skelton

Dentro de todo el ámbito que abarca el instinto animal,
ha alguna secreta urgencia que conduce a los seres
humanos elegidos a trascender el impulso animal.
Esta trascendencia del impulso animal se manifiesta
como un total desinterés
(por todo lo que está en el mundo externo).

El estímulo del ego animal se hace totalmente a un lado
y la evidencia de esta omisión es una sumisión complaciente
a una “muerte buscada a propósito;” una aceptación
de aniquilar el instituto animal, que está dispuesto
en contra de esta exaptación… (hasta que) nada queda
en el lado subjetivo, sino consciencia pura,
y uno es transformado en un Ser Superior,
a quien imagina (contempla)…

Nada llega nunca a ser real hasta que es (verdaderamente)
experimentado; incluso un proverbio no es tal hasta
que tu vida lo haya ilustrado.
Empero ¿cuántos filósofos han hecho esta adquisición?

Para esto, la mente tiene que ser reintegrada
(formando un todo indiviso), como una facultad de juicio,
cuya integración es un preludio y una condición necesaria
para el total desprendimiento de ella.

El ser debe estar íntegro antes de que podamos desprendernos
por completa de él (cuerpo, mente e intelecto).

Es una mente que todo le ve, la que abarca
la totalidad del ser bajo el aspecto de eternidad.

En cuanto logramos el acceso al mundo del SER,
somos dueños de uns visión total.

Hay una comunicación entre misterio y misterio,
entre el alma desconocida y la realidad desconocida;
en un punto particular de la textura de la vida,
la verdad oculta parace atravesar el velo.
— Middleton Murray

¿Cómo podemos entonces colmar esta urgencia interna? El proceso de entrar enteramente en el centro visual (la puerta de la llamada muerte), y quedarse completamente ahí, es semejante a una parte del proceso de la muerte. El proceso de retirar las corrientes sensorias del cuerpo, de los ojos hacia abajo, es voluntario y uno llega a experimentar los misterios del más allá, en los que un Alma Maestra (Sant Satgurú) inicia al discípulo durante su vida. Él da una experiencia directa interna de contacto consciente con el Sagrado Naam, la Divina Luz y la Sagrada Corriente de Sonido (Espíritu Santo) según viene del lado derecho, como las expresiones más bajas de la divinidad interna. Por sus propios esfuerzos, sin guía y sin ayuda, no puede uno tener acceso al mundo espiritual, dado que uno no puede evolucionar en el mundo físico sin la ayuda activa y la guía de muchos instructores, desde la cuna hasta la tumba. Aquí reside la suprema necesidad y la importancia del Satgurú o Murshid-i-Kamil, (Maestro Perfecto, un adepto en la ciencia y el arte del alma), suficientemente capacitado para separar las corrientes del espíritu de cada poro del cuerpo, que es el plano de las sensaciones, y elevarlo por encima de la consciencia del cuerpo, para que por sí mismo pueda ser testigo de la esplendorosa gloria divina interna.

Con el proceso de retiro de las corrientes sensorias del cuerpo, empieza el procedimiento similar a la muerte. Ustedes nada tienen que hacer, sino simplemente sentarse en una postura tranquila, serena y totalmente relajada, con la atención fija en el foco visual y ocuparse en el Simran o repetición de los nombres cargados, que llevan el impulso de vida de los Maestros a traves de las eras y sirven como contraseña en las regiones del más allá. Mientras se encuentran en una postura cómoda (asana), en un ambiente saludable, se olvidan de sí mismos, y hasta olvidan completamente los aires vitales (pranas), dadores y sustentadores de la vida, los cuales por sí mismos iran gradualmente disminuyendo y tornádonse rítmicos; y lo mismo sucede con los sistemas respiratorio y circulatorio del cuerpo.

Al principio las corrientes sensorias comienzan a retirarse progresivamente de las extremidades del cuerpo, de las puntas de los dedos de manos y pies y siguen hacia arriba para pasar paulatinamente por los diferentes centros corporales, cada uno de los cuales constituye la región de uno de los cinco elementos de los que está compuesto el cuerpo, hasta que saliendo del centro del corazón, llegan al centro de la garganta, el aposento de Shakti, la Madre del universo (la energía que todo lo penetra), insensibilizando todo el sistema corporal de los ojos hacia abajo y en seguida prosigue directamente al centro situado detrás de los ojos (Agya Chakra). Aquí es donde las correntes del espíritu se reunen y logran acceso a la cueva del zorro que se encuentra internamente (Brahmarendra o el agujero de Brahma), y puede dar un vistazo al interior del Brahmand o universo cósmico.

Esta es la décima abertura del cuerpo, la única entrada aparte de las otras nueve salidas. Este es el lugar en donde ustedes tienen que tocar para ser admitidos en las regiones superiores, regiones más extensas, más gloriosas, autoluminosos y autoresonantes con arrebatadores acordes de Musica Celestial, jamas ascuchada en parte alguna del mundo físico que se ha dejado abajo y que ahora no es más que una gran área de barrios bajos, preñada de miserias y tribulaciones, que “se desvanece en un débil reflejo del mundo de las ideas,” como dijera Platón. En esta etapa el hombre es verdaderamente beneficio, bendecido al atener acceso a la región etérica, el mundo de los espíritus.

Él está ahora en el umbral del mundo astral en compañía de la Forma Radiante del Maestro (Gurú Deva) con Gurubhakti (devoción total) completo en todos aspectos.

Cuando un discípulo alcanza la Forma Radiante del Maestro, ha terminado su trabajo de esfuerzo propio, porque entonces el Gurú Deva (Maestro Interno) se hace cargo del espíritu y lo entrena en el Shabda-bhakti en su verdadero sentido, o devocion a la Corriente del Sonido, la cual es su propia forma (Shabda Swarup). A partir de aquí, el Maestro lleva al espíritu consigo al viaje espiritual que se extiende a través de incontables regiones de diferente sublimidad espiritual: el plano causal o instrumental, o mundo simiente, la Madre siempre preñada con vastas e incontables creaciones que están dentro de su matriz; y después lo introduce en el Más Allá Supercósmico (Par Brahmand), planos del Silencio (Sunn) y del Gran Silencio (Maha Sunn) y finalmente al Sach Khand (quinta región) donde mora el Sin Forma de inefable esplendor (el Océano de Consciencia) denominado Sat Purush, la manifestación primordial del Ser Supremo (Dios Absoluto). Este proceso sagrado es sencillo, natural y no involucra molestias de ninguna clase ni austeridades, no requiere drástico control de los pranas.

Los Maestros han desarrollado esta rara técnica y la nombran la “Ciencia del Alma,” la cual se puede aprender mejor bajo la guia capacitada y competente de algún Santo Maestro bien versado en la teoría y en la práctica de la corriente de la vida que existe en todas las cosas creadas, el principio creativo y sustentador de todo.

Todas las escrituras del mundo dan testimonio de esta verdad fundamental:

En el principio era Prajapati (el Ser Supremo),
con él estaba Vak (el Verbo Sagrado) y el Vak (Verbo)
era realmente el Supremo Brahma (Param Brahma).
— Los Vedas

En el principio era el Verbo y el Verbo estaba
con Dios y el Verbo era Dios.
El mismo estaba en el principio con Dios.
Todas las cosas fueron por El hechas,
y sin El no se ha hecho cosa alguna de cuantas fueron hechas.
En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
— Juan 1:1-5

Kalam o Kalma es el principio Creador de Todo.
Dios habló: “Kun-fia-kun” — “¡Que así sea!”
que sea, y de este mandato toda la creación surgió y llegó a ser.
— El Corán

Shabd (Verbo) es el Creador de la Tierra,
Shabd es el Creador del Firmamento,
Shabd es la Fuente de Luz,
Shabd reside en el corazón de todos.
— Nanak

Sobre este principio básico de toda existencia (Luz y Sonido de Dios) el Maestro da una experiencia práctica a todos aquellos que vienen a El en busca de la Verdad. El regalo poco común de la Sagrada Iniciación, la explicación de la teoría y demostración de la misma (shaiksha y diksha), penetrando en el conocimiento y en la experiencia esotéricos de las cuerdas salvavidas internas, no es un fin en sí mismo, sino solamente un comienzo, un paso preliminar para iniciar el largo viaje del alma al verdadero Hogar del Padre.

Quienes han elegido emprender este curso de vida, son en verdad afortunados y experimentan este raro fenómeno de la “muerte en vida,” y así se convierten en jivan-mukat o seres liberados, mientras estén aún en la carne, llevando una vida plena en cualquier plano que les agrade, pero manteniéndose siempre dentro de la Voluntad de Dios.

Alguien tan afortunado, completamente protegido por la Divinidad, está en absoluto control de su intelecto, mente y sentidos; él es el amo de su casa y no un sirviente de su mente y de su intelecto. Al igual que un buen cochero, sentado en el coche del cuerpo, dirige acertadamente su intelecto, el cual a su vez proporciona dirección correcta a su mente y la mente, cuando está entrenada en el sendero de la rectitud, se rehusa a ser gobernada por los sentidos, los cuales gradualmente pierden su potencia y cesan de ser atraídos por la fascinación de las sensaciones. De este modo se invierte el principal proceso de expansión y uno queda asentado en sí mismo, con el resultado de que las aguas inmóviles de la mente empiezan a reflejar la Luz de Dios, cumpliéndose la antigua máxima:

A menos que los sentidos se subyuguen, la mente se aquiete
y el intelecto esté también en un estado de equilibrio,
no puede uno dar testimonio de la gloria de Dios.

A esta valiosa experiencia de la vida en plenitud, se le denomina también segundo nacimiento, el nacimiento del espíritu, a distinción del nacimiento de la carne. Guiado por el espíritu, ahora vive uno y camina en el espíritu abandonando las lujurias de la carne, y corta a través de la inexorable ley de causa y efecto o karma, que mantiene a todos los demás en perpetuo cautiverio. Con el diario progreso en este sendero, se abren nuevos panoramas de alegría y beatitud indescriptibles y aparecen nuevos horizontes que abarcan la totalidad de todo lo que existe, proporcionando así un conocimiento cada vez mayor, primero personal, luego supra-mental y en seguida cósmico y supercósmico.

De aquí en adelante las almas liberadas, liberadas de todos los grilletes de la mente y de la materia, disfrutan de perpetua bienaventuranza en la vida del espíritu, con una perspectiva de la vida enteramente diferente; la vasta creación se convierte ahora en la manifestación del Único principio de vida que palpita en todas partes, en él y a su alrededor y en todas las cosas animadas e inanimadas.

El mundo del que ahora es testigo es totalmente diferente del que antes conocía; ahora se le presenta como la verdadera morada de Dios y uno ve a Dios morando verdaderamente en él, más aún, en cada una de sus partes constituyentes, ya que todas las cosas creadas aparecen como otras tantas burbujas en el vasto océano de la vida. De aqui en adelante él vive en el Señor y muere en el Señor.

Como San Pablo, se “crucifica en Cristo” (ver también ‘Fana-fi-Sheikh’ en el Corán) y Cristo vive en él, y mediante la experiencia repetida del proceso de la muerte, triunfalmente se absorbe la muerte en la victoria, el Padre y el Hijo se vuelven uno. Aunque el hombre externo de carne y hueso aún persiste y continúa existiendo para deshilar lo que resta de la trama de la vida, aun así, el hombre interno (el espíritu en el hombre) se renueva y se hace más fuerte y más sublime con el tiempo.

A este respecto, Thomas A. Kempis nos dice:

Abandona la carne por el espíritu.
Aprende a morir para que puedas empezar a vivir.

En este contexto tenemos de Kabir:

Mientras la gente está mortalmente temerosa de la muerte,
yo le doy la bienvenida a la muerte como precursora
de bienaventuranza.
Muere y permanece muerto para el mundo;
Una muerte así la experimento muchas veces al día.

En los cuatro Evangelios encontramos numerosas referencias de naturaleza similar:

Quien conserve su vida la perderá
y quien perdire su vida por amor A Mí la volverá a hallar.
— Mateo 10:39 y 16:25

Pues quien quisiera salvar su vida, la perderá;
más quien perdiere su vida por amor a mí
y del Evangelio la pondrá a salvo.
— Marco 8:35

Pues quien quisiere salvar su vida la perderá;
mas al contrario el que perdiere su vida por amor a mí,
la pondrá a salvo.
— Lucas 9:24

El que ama su vida, la perderá; mas
el que aborrece su vida en este mundo,
la conserva para la vida eterna.
— Juan 12:25

Dadú, un célebre Santo, dice:

¡Oh, Dadú! aprende a morir, antes de que sobrevenga la muerte.
¿Que provecho tendrás cuando mueras?

Gurú Nanak también dice lo mismo:

¡Oh Nanak! Practica la yoga
que pueda enseñarte a morir en vida.

El profeta Mahoma también exhortaba a sus ummat, o fieles, a que practicasen el arte de morir antes de que llegase la muerte.

“Muere antes de tu muerte.”
(Mautu-gibalantumautu)

Los divinos místicos musulmanes como Khawaja Hafiz, Shamas Tabrez y Maulana Rumi, hicieron gran énfasis en la importancia de tal experiencia única:

Mientras no trasciendes el plano de los sentidos,
sigues sin conocer de la vida interna.
Tienes otros vestidos aparte del externo (el fisico).
¿Por qué entonces temes salir del cuerpo?

Podríamos seguir multiplicando el número de citas sobre esta tema. Lo cerraremos con un pasaje de Earl R. Wassermann:

Muchos son solamente individualizaciones imperfectas del Uno,
y a los no individualizados y consecuentemente libres,
la muerte les permite vida espiritual.

Por lo tanto, la vida después de la muerte es una existencia espiritual
ya que la muerte, al destruir la cúpula de mil colores,
permite al alma “remontarse más allá de la noche”
en vez de trabajar hacia adentro para destruir la existencia orgánica.

Lo que entonces parece ser destrucción fisica,
resulta ser inmortalidad espiritual…
Lo que llamamos “vida” es decandencia;
por lo tanto, el confinamiento terrenal, la atmósfera mortal,
mancha el esplendor de la Eternidad…

Por otro lado, el alma resucitada, reincorporada en el Uno,
no la sombra de la muerte o materia física,
es descubierta en el verdadero sentido,
difundiéndose a través de la naturaleza,
porque la realidad final dondequiera es espiritu…
Si la atmósfera de la mortalidad se eliminara,
el hombre percibiría que el “Uno permanece”
y que la “Luz del Cielo brilla por siempre”:
que la noche y el día son uno y del mosmo modo la vida
y la muerte, Lucifer y Vesper…
y que la realidad final, tanto de la vida terrenal
comc de la eternidad después de la muerte,
es el Uno Espiritual… y esta realización
de identidad espiritual, de la vida mortal
y de la posterior a la muerte, finalmente termina
con los pares de opuestos como vida y muerte…

Ya que el Uno resplandece “a través del tiempo
y del cambio inextinguiblemente el mismo.”

Y luego continúa diciendo:

Aprende a llegar sin temor al seno de la muerte,
porque donde la existencia mortal termina, empieza la vida espiritual.
Con la muerte el alma resucitada se remota más allá de las sombras
de la noche y reencarna en el inmutable Uno.

El profeta Mohama tembién habla de la muerte en vida en un estilo muy parecido:

Una muerte así, no te llevará a la tumba,
sino te conducirá de la obscuridad a la luz,
aprende pues a morir todos los días, trascendiendo el cuerpo.

Cuando un hombre aprende a trascender lo humano en él, el Maestro en Su Forma Radiante viene para ayudar al alma a ir hacia arriba a su verdadero Hogar, guiándole en los planos superiores, tanto durante la vida de uno como después, cuando se desecha finalmente el cuerpo mortal.

A este respecto Nanak nos dice:

¡Oh, Nanak! rompe todos los efímeros lazos del mundo
y encuentra un amigo verdadero en un Santo.
Los primeros te dejarán mientras vivas,
pero el último permanecerá a tu lado en la otra vida.
Siguiendo las instrucciones de un Satgurú,
aférrate a la Verdad.
Sele fiel y El permanecerá fiel a tí hasta el final.

Un derviche musulmán dice igualmente:

¡Oh, alma valiente! aférrate firmemente a su bastilla,
porque El está verdaderamente por encima de todos
los mundos, aqui y arriba.

Así encontramos en los Evangelios:

He aquí que Yo estaré contigo hasta la consumación de los siglos.
Y not te dejaré ni te abandonaré.
— Mateo 28:20

De este modo se logra la más elevada misión de la vida humana y se experimenta la plenitud de la existencia.

Esta es la materia que trata del contacto del «Ser» (Dios) por el «ser», lo que libera de los cardos y de las espinas de la vida mundana, bajo la guía y ayuda apropiada de un Alma Maestra, quien concede esta experiencia a todos por igual, independientemente de sexo, edad, ocupación, afinidades religiosas o categorías sociales, basadas en sangre, color, casta y credo. El espíritu tiene que ser despojado del falso halo de lo personal que por sí mismo se crea y proyecta y que sin quererlo uno teje a su alrededor. A menos que uno se convierta en un espíritu puro, libre del amor a todas las cosas creadas, no puede disfrutar de la vida del Creador, que es una beatífica vida de plenitud.

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